
Para esta receta tan deliciosa, empleé unas cuantas hortalizas.
Reservé una berengena y un calabacín que servirían para contener el relleno.
Para el relleno utilicé un par de cebollas tiernas, un tomate, un calabacín (o sea, en total 2; una para ser rellenada y otra para formar parte del relleno), una berengena(también, en total 2), cuatro ajitos tiernos y unas cuantas gírgolas (6 ó 7).
Para cubrirlo todo, utilicé queso rallado.
En una paella de hierro fundido (son las mejores, a mi parecer), cuando ya se había calentado, le puse todas las verduritas a trocitos, procurando poner primero las que más cuestan de cocerse y lo tuve un buen ratito al fuego, añadiendo un poquito de sal y aceite por encima.
Esperé que las verduritas estuvieran bien cocidas, pero como os digo pasó un buen rato, quizás ¾ de hora más o menos. No lo puedo decir con seguridad, ya que lo dejé haciéndose y lo vigilaba continuamente.
Entretanto, como tenía la berengena y el calabacín que se tenían que rellenar, los vacié, y su contenido también lo puse en la paella para que se hiciera con el resto.
Aunque os quede una paella muy llena, hay que tener presente que todos los ingredientes, una vez cocidos bajan bastante su volumen.
Mientras se hacía la verdura en la paella, puse en el horno el calabacín y la berengena que había vaciado previamenete, para que se fueran cociendo y así después no nos veríamos en la necesidad de tenerlo demasiado tiempo, ya que el resto de ingredientes ya estarían hechos.
Con las carcasas vacías y la verdura ya cocida, procedí al rellenado. Le puse el queso rallado por encima y lo metí en el horno hasta que el queso más o menos ya se había fundido.
Y aunque no me ha quedado muy vistoso para la foto, quizás no me creereis, pero estaba buenísimo!
Buen provecho!
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