Siempre me gustó cuando en las películas americanas la señora de la casa (eso no lo vamos a cambiar, siempre es la señora o la niña, nunca un señor) hace galletas y cuando llegan las visitas se les ofrecen.
Por fín, a estas alturas y a mis años, he conseguido hacerlas yo.
Esta receta, como todas las demás, la hago adaptando los ingredientes a los que yo utilizo en casa.
INGREDIENTES:
150 grs. de harina de espelta.
70 grs. de sirope de ágave.
75 grs. de margarina (queden un poquito más suaves que con mantequilla).
50 grs. de almendra molida.
1 yema de huevo.
En un bol mezclaremos la harina con la margarina qué previamente habremos tenido fuera de la nevera un ratito.
Cuando lo hayamos mezclado un poco, añadiremos el sirope y la almendra molida y seguiremos mezclando.
Una vez esté todo bien mezclado, añadimos la yema de huevo y seguimos mezclando y la masa que resulte la seguimos trabajando un poquito más (diez minutos o un cuarto de hora más o menos).
La masa resultante, la pondremos en un recipiente, la taparemos con papel film, y la introduciremos en la nevera por espacio de media hora. Si queremos tenerla antes, se puede poner en el congelador unos 15 minutos.

Pasado este tiempo, extenderemos la masa sobre la superficie de trabajo con un rodillo hasta conseguir que quede bien llana y delgadita, pero sin pasarnos, ya que se podría quedar la masa pegada al rodillo.
El grosor de las galletas puede ser el que queramos, pero quizás el ideal sería sobre unos 2 ó 3mm.
Para hacer la forma de las galletas, como no tenía nada más a mano, he utilizado una tacita de café, pero hay moldes para galletas.
Para ponerlas en el horno, lo ideal sería hacerlo sobre papel de horno, pero como no tenía, esta vez he utilizado papel de aluminio.
El horno lo precaliento a unos 190º y cuando pongo las galletas lo bajo a 170º para que no se tuesten demasiado. Las pongo unos 15 minutos, pero voy vigilando y si las veo demasiado blanquitas las dejo un poquito más.
El tueste puede variar en función del grosor que se les dé.
Cuando las galletas salen del horno, vereis que todavía están blanditas. Se han de dejar enfriar y se irán endureciendo hasta coger la consistencia típica de las galletas.
Buen provecho!!!
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